La pandemia trae consigo un escenario en el que esta noche de elección presidencial podría durar semanas. Los estadounidenses se levantarán mañana sin saber a ciencia cierta quién será su próximo presidente, y probablemente, así se vuelvan a ir a la cama.
Lo interesante será ver la certidumbre o incertidumbre que se genere conforme vayan apareciendo los resultados preliminares arrojados por las casas encuestadoras y los medios masivos de comunicación.
Dado que todo apunta a que serán más los demócratas que los republicanos los que hayan emitido su voto a través del correo, los primeros conteos podrían apuntar a Donald Trump como vencedor, y los finales a Joe Biden. Los estudios del Pew Research Center pueden ayudar a comprender la razón por la que el presidente no quiere que se cuenten los votos que lleguen después de hoy.
Al escenario anterior habrá que sumarle el fantasma del fraude. Sin embargo, e independientemente de todo, los resultados no serán oficiales hasta que todos los estados los certifiquen, y para ello el plazo vence hasta el 14 de diciembre.
Parecería ser que otra campaña presidencial podría comenzar después de la elección y su duración sería hasta entonces.
Porque si algo ha estado verificado por la historia, es que Trump no sabe perder y, adicionalmente, existen muchos estados que no tienen experiencia en el conteo masivo de votos por correo.
Tan sólo al corte del pasado fin de semana, según el Proyecto de Elecciones de Estados Unidos de la Universidad de Florida (USEP), más de la mitad del padrón electoral ya había votado (ya van más de 90 millones de votos emitidos por correo; se estima que son 160 milllones los estadounidenses que se registraron para participar en las elecciones del día de hoy). En el 2016 el 40 por ciento del padrón votó a través del correo.
Los estados columpio, es decir, los que han oscilado históricamente en entregarle la victoria a los republicanos y demócratas de manera alternada, y que el día de hoy se perfilan para definir la elección, son: Florida, Pensilvania, Michigan, Carolina del Norte, Arizona y Wisconsin. Entre estos destaca Pensilvania ya que se presenta como la llave para definir la reelección del presidente.
No obstante, Pensilvania, Michigan y Wisconsin, no comenzarán el conteo hasta hoy, mientras tanto, todos los ojos estarán sobre Florida, cuyo ganador ha pasado a ser el inquilino de la Casa Blanca en las últimas 14 elecciones.
Florida ya ha comenzado a contar los votos por correo y es probable que sea de los primeros en declarar a su ganador. Lo mismo ocurrirá en Carolina del Norte y Arizona.
Las encuestas de salida ubican a Biden 8.5 puntos de ventaja, y aunque se ve difícil que un escenario como el del 2016 se vuelva a repetir, es decir, que gane finalmente Trump, no hay que dar por descartado.
Recordemos que los seres humanos somos capaces de predecir poco y explicarlo todo. Así nos pasó hace cuatro años, y para que esto vuelva a ocurrir, lo primero que Trump tendría que hacer es ganar Florida, y de ahí asegurar Pensilvania y Nevada.
En el caso de que no ganara Pensilvania, la siguiente apuesta tendría que ser por Arizona, Minnesota y Wisconsin.
Finalmente, si no gana Pensilvania y Michigan, necesitaría ganar Arizona, Minnesota, Nevada y Wisconsin.
La historia está por escribirse y el escenario actual implica que cualquiera de los dos que resulte vencedor, tendrá que ponerse de pie y demostrar su altura.
Porque si Biden gana, las múltiples frustraciones que llevaron a Donald Trump a ser electo en el 2016, no van a desaparecer de la noche a la mañana. Mientras que si este último se reelige, deberá recordar su promesa de ocuparse de la olvidada clase media.
El último en salir apague la luz.