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Lo que un día fue, no será

Las imágenes del Capitolio tomado por miles de manifestantes, van más allá de marcar el inicio de un año que promete ser complicado.

Nos confirman que la contracción de Estados Unidos supera los ámbitos de su economía, que Trump después de todo logró construir su muro, y que la democracia es frágil.

Por lo que independientemente del fin de una controversial administración presidencial, en lo que se deberá pensar, es que lo que un día fue, no será.

Ni para Estados Unidos, ni para el mundo.

Lo primero que hay que tomar en cuenta, es que la pandemia ha acelerado el movimiento de las piezas en el tablero geopolítico global. China fue uno de los ganadores del año que cambió nuestras vidas, y eso ha traído repercusiones.

Porque mientras los estadounidenses cerraron el año con una contracción económica del 5%, los asiáticos lo hicieron con un crecimiento del 2%, y firmaron dos grandes acuerdos para asegurar su futuro.

Con esto me refiero al RCEP, el mayor tratado de libre comercio del mundo que reúne a 15 países de la región Asia-Pacífico, y del acuerdo de inversiones Unión Europea-China, que refleja el daño en la relación trasatlántica.

Movimiento de ajedrez que habrá de ser entendido en un contexto global de desencanto democrático, que junto con los modos de “República Bananera” emanados de la nación más poderosa del mundo, harán que promover el credo democrático sea una tarea difícil.

De acuerdo con la medición del funcionamiento de la democracia del Pew Research Center, el 51% de la población mundial está insatisfecha con la democracia frente a un 45% que sí lo está.

De ahí la preocupación de líderes mundiales como Angela Merkel y Emmanuel Macron por la democracia, y el sarcasmo de otros, cómo Nicolás Maduro.

No obstante, la ironía del momento que podría rebasar cualquier intención externa, podría encontrarse en su propio suelo. Porque parece que, después de todo, Trump logró construir su muro.

Las imágenes de varios manifestantes escalando el muro oeste para ingresar al Capitolio, nos hablan de la división interna de los estadounidenses, y de que también hay “bad hombres” locales.

Mejor ni hablamos de las imágenes de los que mostraban la bandera de los confederados, porque eso indica que han perdido el norte, y eso ya es terreno psiquiátrico.

El mundo está al revés, mas sin embargo hay algo que no ha cambiado y que tal vez se nos pudo haber olvidado.

La democracia es frágil y si no se defiende día con día, algún día voltearemos y veremos su flama extinguida.

Asunto que, al igual que nuestras vidas en tiempos de pandemia, ha cobrado una dimensión digital, no sólo por los ciber ataques o la manipulación de la información a cargo de potencias rivales, sino porque la diplomacia ahora también se ejerce de esa manera por medio de instituciones no gubernamentales.

Con esto me refiero a un fenómeno que inició con el surgimiento de Guaidó en Venezuela y que

hoy se ve reflejado, en el silencio que le han impuesto a Donald Trump , plataformas como Twitter y Facebook.

¿Será que ya fue destituido en el mundo digital?

Ni hablar…

Lo que un día fue, no será.

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